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Wednesday, January 19, 2011

Hertmoso vagón de madera.
Cobertura estructural de madera en uno de los depósitos.Foto: José Maeda Ascencio.
Hermoso vagón fabricado con pino ortegón y acero remachado.
Así están hoy las locomotoras que hasta su color verde han perdido.
Hace unos días-Enero del 2011- con día de sol, llené el tanque de mi automóvil y
fuí a con mi familia a recorrer las playas de Pimental, Santa Rosa- siempre tan colorida con sus lanchas de pesca-, Ciudad Eten, Monsefú y, finalmente Puerto Eten.Las casonas del parque, permanecen intactas, como que uno retrocede en el túnel del tiempo en un agujero de gusanos como postula mi amigo Dr Stephen Hawking; quise dar una sorpresa a mis hijos...que vean y se impresionen con las grandes, casi gigantes, locomotoras de Puerto Eten depositadas en EnapuPerú; un guardián me hizo pasar gentilmente; ¡que desilusión!...las locomotoras eran sólo un grueso tubo de oxidado acero; me informaron que habían vendido dos locomotoras enteras...¡al peso!!, como si fueran chatarra vendidas por kilos.Al menos, así lo han hecho figurar en los ,libros de contabilidad en la Municipalidad de Eten, que no tiene ninguna relación con la propiedad de éstos monumentos históricos.Recorrí las calles y pregunté muy molesto quien había cometido tal latrocinio contra Lambayeque y el Perú.Me dijeron que el ignorante ex alcalde de apellidos Sánchez Chima era el que había ordenado la irregular e ignominiosa venta. Yo me pregunto:¿Como es posible que ningún Regidor o ciudadano de Eten haya hecho denuncia pública?...¿Donde estuvo el Procurador de la República en Lambayeque de aquel entonces?.Lambayeque ha perdido así, la excelente oportunidad de tener su Museo Ferroviario que tanto reclamaban los etenanos por el año 1991, cuando yo era Jefe Regional de Foptur.Recuerdo que en Reque, un viejo señor, guardaba con recelo y amor un antiguo álbum de fotografías en blanco y negro de las locomotoras que enhiestas se erguían imponentes en Puerto Eten, hasta donde llegaban con pasajeros de Ferreñafe-Lambayeque y otra ruta desde las haciendas azucareras. Trataré de ubicar a tal ciudadano, aunque creo que debe haber fallecido...han pasado ya 22 años desde que lovisitécon el fallecido Dr Julio Armas Loyola. Aún queda un hermoso vagón de píno oregón y lo que queda de las locomotoras debe de conservarse.El Municipiuo etenano debe de intervenir así como el inoperante Instituto Nacional de Cultura de Chiclayo.

Thursday, January 13, 2011

CARLOS ELERA SOLICITA CREACIÓN DE "UNIDAD EJECUTORA POMAC"





El colmo: algunos vivazos que se dedican a usufructuar nuestro Patrimonio Cultural, no se contentan con tener casa sin pagar luz, ni agua, ni alimentación, ni movilidad,etc; no les basta empaquetar los huesos de nuestros ancestros y llevarlos a exhibir por el mundo entero sin rendirnos cuentas de los millones de dólares que desde décadas generan las exhibiciones itinerantes de nuestros féretros prehistóricos; no se contentan con viajar en primera clase, ser halagados en otros países en nombre de nuestras empobrecidas poblaciones dueñas, verdaderas de éstos ajuares arqueológicos. El caso del Arql Carlos Elera Arévalo, manejador absoluto del Museo Nacional Sicán, que la mala suerte o mejor dicho, Izumi Shimada, hizo contruir en Ferreñafe y no en el pueblo que le dió de comer y le otorgó inmerecida fama: Batán Grande, insiste una y otra vez para que el Estado le otorgue una Unidad Ejecutora llamada Pomac, que manejaría él y el guardabosques Cortés Billet(e). Del aprovechamiento del Santuario Histórico ya hay evidencias con la entrega del famoso cheque de CIEN MIL DÓLARES quie Elera recibió de manos de Alejandro Toledo, en nombre del llamado Comité de Gestión del Bosque de Pomac, que no es sino, una simple asociación "sin fines de lucro". De ése dinero no se sabe nada hasta ahora, no sé de informe alguno ni a la municipalidad de Ferreñafe ni de Pítipo. La creación de otra Unidad Ejecutora resulta totalmente vana; la emenaza del aumento del caudal del río La Leche, que ya se sabe no será tan drástica éste verano según el Senamhi, es factor importante para que muchos audaces seudo científicos se froten las manos, que con el cuento de "el río se puede llevar las huacas, después no se lamenten porque sería demasiado tarde"(cfr.Carlos Elera); todos los benditos años, reciben dinero con el cuentazo de "reforestar el bosque" y de "evitar daños del río". La creación de ésta Unidad Ejecutora que tanto ansían estos sujetos, es trivial, ya que para éstos asuntos ya el Estado desembolda cerca de 20 millones a de soles anuales con la Unidad Ejecutora Naylamp, para eso está INDECI, el Gobiertno Regional, los Municipios de Pítipo y Ferreñafe, que  no se les tiene en cuenta para nada y cuyos representantes por su misma ignorancia no atienden el tema. Desde hace años, vengo reclamando públicamente en mi programa radial "Tiro aL Blanco" la carencia total de fiscalización  y de la intervención de la Contraloría General de la República en los Museos lambayecanos, en donde, hay hasyta familias enteras, como los Alva Meneses que se creen dueños de nuestro patrimonio físico y cultural y se dán el lujo hasta de hacer mausoleos familiares en nuestros museos sin consulta alguna a nosotros.En éste blog, dedicaré sistemáticamente éstos temas para tratarlos con todos ustedes.

Wednesday, September 27, 2006

DON JOSE MAEDA MONTENEGRO: INVESTIGADOR PIONERO Y ARTISTA



Don José Maeda Montenegro, pionero investigador de la arqueología, historia,etnografía y recursos naturales de Batán Grande y del Departamento de Lambayeque.(foto: Nakagawa:1970)


Don José Maeda Montenegro con sus hijos: Pepe, Kike y Hernán(1977)


Frondoso bosque de Pomac;esta parte ha sido devastada por delincuentes invasores;

al fondo, el cerro Zurita de la ex hacienda La Viña.(foto:j.m.a-1984)



Hermoso algarrobo "El Milenario", en el Santuario Histórico

de Pomac- Batán Grande (foto:j.m.a-1990)



Don José Maeda Montenegro con el Ing Juan Vásquez Arévalo

sentados ante una hermosa mesa de zapote en la vivienda de la

familia Benitez en La Zaranda(foto: j.m.a-1990)



El hoy famoso algarrobo "El Milenario",descubierto por

don José Maeda Montenegro por los años setenta.(foto:j.m.a)


Hermosa vista del "Místico Don José"(2004)
Hermosa calle Independencia de Batán Grande durante
las lluvias de 1983; algún día debe llevar el nombre de
don José Maeda Montenegro, en reconocimiento a su
esfuerzo por prestigiar a su tierra.(foto:j.m.a)


Algarrobo "El Místico Don José", descubierto

en el 2003 por "Pepe" Maeda A;vista de su

presentación oficial el 11 de Junio del 2003, cum-

pleaños de Don J.M.M.



Don José Maeda Montenegro en el algarrobo "El Milenario" que èl bautizó por los años setenta, junto al "Chino" Aguilar, rodeador batangrandino (foto:j.m.a)

DON JOSE MAEDA MONTENEGRO : INVESTIGADOR Y ECOLOGISTA PIONERO.

Por : José Maeda Ascencio
e-mail: josemaedaas@hotmail.com


Don José Manuel Maeda Montenegro nace en Batán Grande el 11 de Junio de 1936 en el hogar de don Einosuke (Enrique) Maeda, inmigrante japonés radicado en Batán Grande y de doña Victoria Montenegro Bustamante, natural del pueblo de Conchán, actual provincia de Chota; fue el menor de nueve hermanos y su nombre de pila se debe al hecho que fue bautizado por el don José Aurich Bonilla y su hermana, doña Rosa Aurich Bonilla; estudió en Ferreñafe y, en 1953-a los 17 años de edad- regresó a trabajar en Las Astillas como Jefe de Carbonería para la Negociación Agrícola Batán Grande bajo la administración compartida con Pucalá; sus condiciones de poeta y original acuarelista se desarrollaron en el ambiente batangrandino, influenciado por la majestad de sus entonces impenetrables bosques, sus huacas y la situación deprimente del trabajador sujeto a la hacienda; sus periódicos viajes a Ferreñafe y Chiclayo, difíciles por entonces, eran motivados por la inquietud de reunirse con bohemios amigos poetas, escritores y pintores de la época, quienes compartían tambien la naciente corriente ideológica de izquierda y todo lo que significaba reivindicación del campesino, que trabajaba en condiciones inhumanas; mas de un manuscrito he logrado rescatar en mi libro “Entre Huacas y Bosques”(inédito) en el que intento rescatar su trabajo pionero de investigación ecológica, arqueológica, histórica y artística de quien creo que uno de los pioneros escritores que previó el peligro de la huaquería y la desforestación de los bosques lambayecanos; así lo demuestra en su poema “El Carbonero”(1958), publicado por el diario “El Norte” de Trujillo en los años cincuenta y por la Universidad Nacional Agraria La Molina (Tomo nº5-CIZA) con un mensaje profundamente ecologista, raro en Lambayeque para el año 1959 en que fue escrito; su protesta por la acción huaqueril lo caracterizó toda su vida; ya en 1961-año en que nací-lo expresó en su reconocido poema “La Merced”, monumento Cicán casi destruido actualmente, mi padre le llamaba cariñosamente “ La Meche”; su empeño por el estudio de los bosques y sus complejos arqueológicos lo compartí en muchas jornadas a lomo de caballo o aprovechando sus visitas en camioneta en el campo; su admiración por el coloso cerro “Chaparri” lo plasmó tambien en un hermoso poema; su vida y la tristeza que le embargaba el internarse en La Zaranda desde los domingos, solo acompañado de una lámpara y las luciérnagas en el deprimente y desolador ambiente de la época, lo ha dejado escrito en varios documentos, incluyendo sus poemas; en 1977 en su “Remembranza a Batán Grande”(poema) escribió con profunda nostalgia rememorando el Batán Grande que se iba, su paisaje, su gente, sus costumbres, en fín el pueblo que amó toda su vida.

POLIFACETICO INVESTIGADOR

A José Maeda Montenegro en esta época rápidos cambios hay que reconocerle el ser pionero en campos científicos que por los años cincuenta y sesenta eran quehacer raro, incluso en el País: la arqueología , la historia, la etnografía y la ecología , además de
la pintura creativa (con su raro estilo ojival); en junio de 1982 me instó a escribir y publicar el primer artículo referente a la Cultura Lambayeque con el novísimo nombre nativo de “Cultura Sicán” o “Cicán” entonces estudiada ya por I.Shimada, arqueólogo japonés a quien apoyó por varios años; que utilizó el término en sus artículos recién en 1985 (en el libro“Presencia Histórica de Lambayeque”); fué Maeda Montenegro quien bautizó al etonces escondido y desconocido algarrobo como “El Milenario” que publiqué en 1985, hoy, famoso en el mundo; en su memoria presenté otro vetusto ejemplar con el nombre de “El Místico Don José”, ubicado en el lado sur-este de la huaca “Las Ventanas”, tambien reconocido internacionalmente; se convirtió en fuente de consulta por académicos de diferentes partes del paìs y del mundo en temas de arqueología e historia; su experiencia en ganadería y manejo de bosques era envidiable; la ganadería vacuna, caballar, mular y caprina se liquidó años después de que su enfermedad lo alejara para siempre de Batán Grande; recuerdo que se entristeció mucho cuando se enteró de la ya creciente crisis de Batán Grande y la desaparición del ganado que en cabríos superaban los tres mil ejemplares; su inquietud lo llevó a ser prestigioso criador de gallos “de a pico”; su ejemplar “El Pájaro” logró el primer premio nacional en calidad en el coliseo “El Gallo de Oro” en Lima ; su participación en la formación del primer Sindicato de Trabajadores de Batán Grande ha sido detallada por Leonardo Cevallos Pèrez, activista y dirigente aprista, en su libro””Entre Dictaduras y Democracias”; con su mote “Chino El Rojo” participó como activista azucarero en las haciendas de Chiclín y Cartavio ; fue Presidente del Comité Organizador de Batán Grande para formar la Cooperativa Pucalá apoyando el Gobierno Revolucionario del Gral Juan Velazco en 1970 e integró varias veces el entonces poderoso Concejo de Administración de Pucalá; como hombre fue leal y directo en sus apreciaciones; su sentido del humor era original en sus largas tertulias con sus amigos cercanos conn quienes solía compartir su inevitable café y su cigarro “Norton” sin filtro, después de su fallecimiento regresé a la solariega casa de Batán Grande para recuperar sus manuscritos y documentos de archivo que mi padre dejó para la posteridad y las nuevas generaciones de estudiosos batangrandinos; en su tumba, en el cementerio de Ferreñafe, grabé un epitafio de su inspiración:
“Con tranquilidad y sosiego, la vida se vé en todo su esplendor…quizás a eso llamemos felicidad”.
Partió para siempre la tarde del 19 de Julio de 1994, en la ciudad de Chiclayo.

Sunday, September 24, 2006

Don Juan J. Aurich Pastor: entre la historia y la leyenda

Por: José Maeda Ascencio
e-mail: josemaedaas@hotmail.com
(Presidente de Ciencia y Cultura Andina: CICÁN)

1.- Introducción
Uno de los hacendados de mas fama en el Perú fué, sin lugar a dudas, don Juan José Aurich Pastor: empresario, político, visionario y conservador de los bosques de sus tierras feraces; “caballeroso señor” como lo describe Enrique Brüning en sus fascículo “Jayanca” (1922-89:153); inmortalizado en el popular tondero anónimo(que inicialmente fue Triste) “Trescientas Libras de Oro” y en el equipo de fútbol batangrandino que lleva su nombre; fuente de inspiración de Carlos Camino Calderón en su exquisita novela “El Daño” (1973); aquí un esbozo de su vida.

2.-SUS ANCENTROS:

Su bisabuelo por línea materna fue don Simón de Cornella Reyne, natural de Moreti en el Reino de España, hijo legítimo de don Francisco Cornella y de doña Mariana Reyne; testamentó en el pueblo de Lambayeque el 23 de Julio de 1835 (Archivo Dptal. de Lambayeque); contrajo matrimonio con doña Tiburcia De Estella, natural de España y residente en Lambayeque; falleció años antes que don Simón; contrajo segundas nupcias con doña Manuela Subimendi, su sobrina, con quien no tuvo hijos; en el testamento cita como hijos herederos a: María Asunción, Josefa, Rosario, Francisca y Clara Cornella De Estela. Por su origen alemán pronunciado “Orict” procede del pueblo del mismo nombre ubicado en la parte sur de la actual Alemania; suponemos que don Juan hablaba catalán y debe haber pertenecido a algún clan de emigrantes de la Europa nórdica radicados en Cataluña, tierra de gitanos, toreros y bohemios; residían en Lambayeque y tal parece que la solvencia económica del matrimonio tenía su partida en la herencia de doña Clara, cuyo nombre lo perennizaría su nieto Juan José Aurich Pastor en el llamado Potrero “Santa Clara”,que comprendía un denso bosque de aprox. 1,200 hás, hoy pueblo de inmigrantes serranos; el matrimonio por el año 1839, tenía los siguientes hijos Carlota (19 años), Juana (12), Juan José (11), Josefina (7) y Clara (4) Auricht Cornella; la residencia de la familia contaba con esclavos y un jardinero de apellido Cater (Archivo del autor).

3.- HISTORIA DE LOS PRIMEROS AURICH DE ALEMANIA Y EL CARIBE

La historiadora Graciela Azcárate en su artículo “La familia Aurich”, refiriéndose a los inmigrantes caribeños, refiere que un tal Jail Aurich describe el orígen de su familia que la ubica en el condado del mismo nombre en la Frisia Oiental de la Baja Sajonia en Alemania y que transhumaron a Cataluña; de ahí, algunos fueron a la República Dominicana en el Caribe; el apellido Aurich nace entonces en la región de Ostfrieslna en siglo XVII; uno de los mas antiguos personajes es un tal Christopher Aurich, nacido hacia 1759.Su escudo de armas representa una montaña cargada con un sol, figurado en oro; pregona rasgos espirituales que se traducen en plata, la luna como símbolo, sinceridad, clemencia y amabilidad. En República Dominicana el primer inmigrante de la familia fue el catalán Miguel Aurich y Bras, nacido en 1830 en Mataró (Gerona), España; llegó en 1861 a los 31 años de edad, falleciendo en exilio en la isla Curazao; fue hijo de don Miguel Aurich y Raimunda Bras, natural de Mataró; fue capitán del ejército español y luchó contra los moros; se casó con Adelaida Báez el 23 de Julio de 1867, nacida en Barú el 7 de Mayo de 1845; hija natural de María Regla Báez Castillo nacida el 24 de de Diciembre de 1814, hija de Jerónimo Báez Romero y Francisca Castillo; don Miguel Aurich fundó “Miguel Aurich y Compañía” que se dedicaba a la importación y exportación, tal parece que don Miguel, según nuestra deducción, viene a ser hermano menor de don Juan Aurich (Bras) padre de don Juan Aurich Cornella. Doña Francisca Castillo se casó el 3 de Diciembre de 1832 con Juan Bautista Tejeda Brea y de esta unión nació Manuel de Tejeda y Báez, su medio hermano que llegó a ser General del ejército.El padre de Adelaida fue el Gral Manuel de Ragla Mota y Alvárez, comandante de la Plaza de Barú y Vicepresidente en el primer mandato del Gral Pedro Santana y, posteriormente, Presidente de la República en 1856.El 17 de Mayo de 1845, Adelaida Báez fue bautizada en la iglesia de Barú, siendo sus padrinos Antonio Desape y su tía Manuela Aristy Báez; el sacramento fue dado por el Presbítero Andrés Roso, primer Diputado de Barú y firmante de la Constitución de 1844; estaba emparentada con el Gral Máximo Gómez Báez. Su bisabuelo Marcos Báez Arambule, tenía por hermano a Pablo Báez Arambule
Bisabuelo materno del Gral Gómez. Adelaida Báez ayudó a los patriotas a luchar por la restauración nacional de República Dominicana; un nieto de Adelaida, don Manuel Humberto Aurich Gros, hijo de Miguel Ramón Aurich Báez, rememoraba la interesante historia de sus ancestros.

4.-DON JUAN AURICH CORNELLA.

El matrimonio Aurich Cornella tuvo cinco hijos, de los cuales, el tercero, arrendaría la empresa que iniciaría en Batán Grande; don Juan Aurich Cornella, que empezó a firmar así, nació en el año 1828 en Lambayeque.
Contrajo matrimonio con doña Tomasa Pastor por el año 1866; tuvieron tres hijos: Juan José, que contraería matrimonio con doña Juana Bonilla Villalobos; Tomasa, que casó con don Víctor Montero Kossuth y Clorinda, casada con don Lucio Lizarzaburu; de los tres hermanos, solo Juan José contrajo matrimonio con una dama andina, sencilla, del pueblo; en un expediente del año 1898 aparece don Juan Aurich Cornella como socio de don José María Salcedo Nieto; una hermana de doña Tomasa Pastor-esposa de don Juan Aurich Cornella- era casada con don Bernandino Salcedo y Taforo, dueño de las haciendas Mayascón y Mochumi Viejo desde aproximadamente el año 1860. La Sociedad Salcedo y Aurich tomó en arriendo la hacienda Batán Grande por el año 1899; los propietarios eran los hermanos Rafael y Antonio Delgado y Moreno, hijos de don Pedro Delgado Martínez y doña Carmen Delgado Moreno y nietos de don José Andrés Delgado y Cotera que fuera el tercer hijo del matrimonio del Dr. José Andrés Delgado Gardeazábal y Tovar y doña Clara Fernández de la Cotera y Durán Caso, hija del Coronel don Pedro Fernández de la Cotera y heredera de la hacienda Cicán, que por el año 1860 toma el nombre de Batán Grande; don José Andrés Delgado G.T, abogado quiteño afincado en Cuenca, fue dueño también de la hacienda Cayaltí. Don Juan Aurich Cornella ya hacía negocios con los Delgado desde el año 1882; por aquel entonces figura en un pleito junto a su socio don Esteban Montero Zelada que adquiere en remate público las haciendas Batán Grande y la Viña de Sancarranco el 12 de Abril de 1885; la Sociedad Salcedo-Aurich se encontraba en posesión de Batán Grande que conjuntamente con la Viña tenía una extensión de 28 Leguas cuadradas según la mensura del Ing. Ernesto la Combe que levanto el plano en 1897 (Tomo I f. 13 de los Registros Públicos-Chiclayo); por aquel entonces-en 1885- Aurich Cornella tenía 57 años de edad y el futuro hacendado, su hijo Juan Aurich Pastor contaba con 18 años de edad (nacido en 1867), residentes en la calle 2 de Mayo N° 57 de la evocadora ciudad de Lambayeque; eran vecinos de don Enrique Brüning que llegó a Chiclayo en setiembre de 1875; cuando la Sociedad referida desapareció, Aurich Cornella quedó solo como arrendatario del fundo Batán Grande; Aurich ganó un juicio en la Corte Suprema, por el que no se vio obligado a cancelar los mil soles, más 1,146.30 soles por mora por la compra de arroz hecha a don Rafael Delgado; como testigo actuó don Nicanor Carmona Vilchez, que después sería prestatario de don Juan Aurich Pastor para poder comprar la hacienda de los grandes batanes de diorita; Carmona llegó a ser Ministro de Hacienda y dos veces Alcalde de Lima.

5.- DON JUAN J. AURICH PASTOR: EL HOMBRE Y SU HACIENDA.

Nació el 3 de Setiembre del año 1867 en el pueblo de Lambayeque; su infancia y adolescencia debió haber sido muy holgada, pues su padre era activo empresario de quien
asimiló esta actividad que lo llevaría a ser propietario del gran fundo a los 45 años edad; pasó su infancia en la hacienda y era cuidado por un moreno llamado “Piscí” Saavedra quien solía cargarlo sobre sus hombros; las gestiones para adquirir la hacienda se inician después del fallecimiento de don Esteban Montero Zelada el 28 de Diciembre de 1899 sin otorgar testamento; la Viña y Batán Grande entonces, quedan bajo la tutela de su viuda dona Daría Balta, hija del ex Presidente don José Balta Montero, casada después con el Sr. Oyaque y Soyer; don Víctor Montero Zelada tuvo un hijo llamado Víctor Montero Kossuth con doña Blanca Kossuth que testamentó en Lima el 15 de Mayo de 1902; don Víctor M.K. testamentó en Setiembre de 1845 y contrajo matrimonio con doña Tomasa Aurich Pastor teniendo 4 hijos: Hilda; Víctor, Berta y Manfredo; Hilda se casaría con su primo hermano don Eduardo Aurich Bonilla; todas estas relaciones que conformaron el clan Montero – Aurich y viceversa, se inician con las conversaciones que realizó don Juan Aurich Pastor en París, ciudad en donde llegó a residir doña Daría Balta Vda de Montero; sabemos que la Sra. Balta había recibido atractivas propuestas para vender la hacienda Batán Grande; finalmente, favorece a don J.A.P. con la venta de la hacienda de los más densos bosques secos de la Costa del Pacífico.
La promesa de venta se hizo el 1° de Diciembre de 1912, según Escritura Privada firmada en París por los herederos Montero y Balta y doña Daria Balta; la Escritura de Venta Real la recibió don J.A.P, el 26 de Abril de 1913 ante el Notario don Adolfo Prieto, quien hizo constar el precio de 67 mil Libras Esterlinas o 70,215 Libras Peruanas; así, el
14 de Mayo de 1915, la hacienda, antes conocida como “San Nicolás de Sicán” o “Cicán”, nombre de un inmigrante étnico sechurano cobrador de tributo por el año 1530,quedaría asentado con el nombre de “Batán Grande”,que había sido solo el nombre de un paraje (“Batán”) dentro de la jurisdicción de la hacienda Cicán; el nombre Nicolás se debe a don Nicolás de Villavicencio, hijo del Cap. don Alonso de Villavicencio (o Alonso Fernández de Villavicencio) y doña Bernardina de Heredia y Ulloa, dueños de Sicán y El Molino desde 1622,propiedad que terminó transferida a la Compañía de Jesús en 1684; los documentos también refieren al antiguo paraje “El Molino” a media legua del pueblo de Túcume (23 de Julio de 1622); la propiedad se ampliaría con el devenir de los años, cuando se compra el fundo “La Tina” en el lado Sur – Este del pueblo de Lambayeque y la hacienda “La Huerta” al Este de la hacienda Llaque de don Víctor Montero Kossuth; don J.A.P. trasladó su residencia a la hermosa Casa Hacienda de Batán Grande que había construido la familia Delgado y Cotera por el año de 1830 (un expediente de partición de bienes, los Delgado y Cotera hermanos declaran ya la casona en 1866 con los ambientes que posee actualmente); incluso sabemos que en la “tapiada” catacumba que se ubica en el ex taller de mecánica, se han leído las tumbas de algunos miembros de la familia Delgado y Lizarzaburu; los Delgado habían decidido dejar el antiguo asentamiento residencial de los hacendados coloniales, como los Barbarán (1597), los Villavicencio y Ulloa (1612), los administradores de la Compañía de Jesús (1684), los De la Parra y los Fernández de la Cotera (1782) que habían “residido” en las inmediaciones de huaca “La Soledad” y después, cerca al caserío “Las Astillas” o “La Zaranda” (lo hicieron, por lo menos, su albaceas o administradores); Don Juan Aurich Pastor, ya hacendado, se enamora de una modesta dama de Querocoto (Chota) que visitaba la hacienda los fines de semana por actividades comerciales; se dice que los presentó don Moisés Díaz Relaiza, su capataz de confianza; de mediana estatura, blanca y andina de pelo largo y castaño, doña Juana Bonilla Villalobos se convirtió en la consorte de don Juan; el amor pudo más que cualquier otro interés de enlace matrimonial; don JAP pudo tal vez, haberse casado con alguna dama de la aristocracia norteña o limeña; el matrimonio tuvo nueve hijos: Juan (1902), José (1903-1995), Gilberto, Eduardo, Guillermo, Jorge, Rosa, Edmundo y Oswaldo; en su testamento incluyó a su hija doña Blanca Elvira Aurich Santoyo; tuvo además dos hijos, don Héctor Aurich Soto (ferreñafano) y don Víctor Aurich Lora, de Mayascón. La participación de don J.A.P en las fiestas populares resulta interesante, ya que es un caso singular de la convivencia entre el hacendado y la gente del común; estas fiestas eran los esperados carnavales en los que don Juan acostumbraba salir de la Casa Hacienda para bailar marinera debajo de la “yunza” con doña Jesús Arrunátegui Y doña Fernanda Relaiza, madre de don Moisés Díaz; sus hijos heredaron esta costumbre.
Otra gran celebración que se esperaba cada año era el 24 de Junio, cumpleaños de doña Juana Bonilla; las celebraciones perduraron hasta 1952, según recuerdan sus hijos; grandes fiestas con visitas de vivanderas y gitanos como la de la Cruz de Pativilca fueron decayendo con el devenir de los años; don Juan invitó a su casa al famoso torero Manolete que había llegado a La Viña para observar su famosa ganadería; don José Aurich Bonilla trajo a Arruza y Armillita (inf.personal); albergó a los gitanos D´stefano durante un año en la huerta de los históricos mangos; el líder del clan gitano falleció en la huerta y está sepultado en el cementerio del pueblo; aún recuerdo las grandes ferias de la Cruz por los años sesenta cuando los grandes toldos de piuranos e illimanos se instalaban a lo largo de las calles Independencia y Real; los problemas financieros ya se dejaban sentir a comienzos de los cincuenta en la gran hacienda que don Juan solía recorrer a caballo junto a Moisés Díaz Relaiza, su capataz y amigo, y uno de nuestros informantes que recordaba a Manuel Pastor, pariente del hacendado que cuidaba las calles del pueblo acompañado por las noches de dos grandes perros; ya don Juan contaba con 58 años de dad cuando una fanega de maíz (seis quintales) costaba cincuenta soles oro.
Para ampliar la frontera agrícola, hizo construir el canal de Patapón en la que trabajó un robusto moreno apodado “quinientas barras”; se le recuerda porque era campeón en cumplir las famosas “tareas” de campo; decimista y cantor, según me comentó el ya fallecido octogenario Manfredo Ruíz (Pacheco”); fue después de las lluvias que don Juan hizo construir la campana de bronce que aún hoy repica en la moderna Iglesia; sus tintanes han servido también de alarma cuando se salía de su cauce el río La Leche (Lamcarlech o “Cabeza de Agua”) o cuando habían problemas en la población; la necesidad de regularizar técnicamente el regadío de los campos de arroz, le hizo contratar a don Mateo Carrión y a un tal Saldarriaga, ferreñafanos que a base de “diablo fuerte” (cemento, cal y arena) hicieron las compuertas que aún hoy funcionan (inf. oral de don Augusto Tello Tello, el gran “Pitijuí”, moreno albañil y futbolista de prestigio regional); para cuidar el ganado se construyeron las pilcas o muros de piedra en las laderas y cimas de los cerros, trabajo dirigido por un señor Méndez de oficio pirotécnico y Ricardo Céspedes; la pilca de cerro Sajino, por ejemplo, parece que fue construida con piedra de similares muros prehistóricos y la hemos visto bien conservada durante las lluvias de 1983. La hacienda atrajo también a gente criolla e inmigrantes japoneses y chinos; aquí nacieron los Nakasaki Díaz (en Motupillo), hijos de don Roberto (Chikao) Nakasaki Maeda; la huerta de “El Zanjón” fue cedida a mi abuelo don Einosuke (Enrique) Maeda Taka, que hizo fama a la hacienda con su piñas de 35 libras de peso, muy dulces, que fueron el orgullo de Batán Grande en un concurso nacional en Lima por los sesenta y como presente del hacendado al Presidente Leguía cuando visitó Puerto Eten; las piñas fueron cargadas en mulas en cajas de madera; así como fueron famosos también los grandes limones de “El Zanjón”; Maeda fue barbero, fontanero (“restaurant”) y buen amigo de don JAP; la huerta del Zanjón continuó bajo el cuidado de don Miguel Maeda Montenegro que solía llamarla “La Quinta de doña Juana”; otros nikeis como los Tokomura se afincaron en Pativilca; Gotto que hablaba japonés y coreano se quedó en Batán Grande; aquí afincaron también los Arbulú, los “camarones” Siancas, el alemán Germán Gorbitz (padre), Pancho Figueroa, que según me refirió el Ing. Vasallo, emigró a Alemania en donde fue soldado durante la Primera Guerra Mundial; fue hijo de don Pedro Figueroa Fuentes; criollo con mucha “chispa” fue también Panchito Linares que algunos viejos ferreñafanos aún recuerdan; pioneramente como agricultor y ermitaño, el prof. alemán Karl Weiss Schereiber se instaló en el potrero “La Merced” en donde arrendando “una fanegada de tierras (2 hás) por un plazo de 10 años y la merced conductiva de cincuenta soles de oro anuales…” (Tomo 30 Reg. Públicos – Chiclayo; asiento 1637); construyó una casa de madera que ahora ha sido restaurada para el turismo; era el año 1943 y hasta ahora no se sabía que el recordado educador sanjosefino era entonces productor y exportador de miel de abejas, y que cuando se ausentaba de Chiclayo se internaba como ermitaño en el enmarañado bosque de Pomac; aún algunos ancianos recuerdan a los chinos Asán, Afá, Cufá, Adoce y Alai; estos últimos cambiaron su apellido por Cisneros; eran inmigrantes “culíes” o hijos de éstos que vivieron en el Galpón que hoy es la calle “Calpón”; allí dejaron como símbolo de su transculturación y su conversión al catolicismo la tradicional e histórica Cruz de Calpón, que un infortunado alcalde hizo erradicar, cruz que también veneró la población esclava negra quizás por cerca de dos siglos. Don J.A.P fue también un personaje envuelto en episodios históricos como las montoneras, como enemigo de los que se levantaron ya para derrocar a un gobierno o para pedir equidad en el reparto de tierras y agua; mi informante, negro muy viejo cuando yo adolescente, don Ignacio Saavedra Mocarro, recordaba la incursión en la hacienda de don Teodoro Seminario y Váscones, ayabaquino que se levantó y apoyó a don Nicolás de Piérola en 1894, contra
el Gobierno de Andrés A. Cáceres; llevaron a José María Salcedo “El Comercio 10 Julio de 1894); tomaron prisionero a don Juan y a su cuñado Lucio Lizarzaburu; don Ignacio, hijo de africanos, recordaba hombres a caballo; nos dijo que Teodoro Seminario lo llamó y le dio unas monedas para que le compre tabaco en una tienda de chinos de la hacienda que por entonces la tenía don Juan en arriendo a los dueños tambien de La Viña: los Montero. En 1910, otra montonera llegó a Batán Grande y tomó de rehén a don J.A.P; el líder, el presbítero y casi legendario Casimiro Chumán Velásquez quien lo condujo en caballo hasta Motupe; dos fieles trabajadores del hacendado fueron atados a la cola de los caballos patrón y así siguieron al patrón todo el recorrido hasta Chóchope; uno de ellos se llamó Juan “Serrano” Saavedra que era mayordomo de la Casa Hacienda; don J.A.P.ya era diputado; se dice que don Juan tuvo que pagar un cupo de veinte mil libras (1 libra = 10 soles) a favor de la montonera; el hecho fue cantado en diversos tristes y cumananas por el cantar anónimo popular, una de esas versiones fue grabada con ritmo de tondero con el nombre de “300 libras de Oro”, llevado al disco por el ferreñafano José Mena Tello ; ha sido investigado tamben por Julio C. Sevilla Exebio en un trabajo titulado “La Montonera del Cura Casimiro Chumán” (1986) (ver también “Rebeldes de Batán Grande: Montoneras “de José Maeda A.; La Industria de Chiclayo (17-02-87). Batán Grande era en efecto, objetivo codiciado por montoneros; de su riqueza ya escribe Carlos Bachman en 1921, quien apuntó que: “hay agua suficiente para regar cien mil hectáreas… producía unos 10,000 fanegas de arroz en cáscara ( un saco= 138 fanegas) de 12 arrobas cada fanega (una arroba= 11.5 kgs), las mismas que se llevaban a beneficiar al Molino Nacional de Chiclayo de don Virgilio D’allorso”; la gran hacienda sembraba unas 450 hás de arroz y otras 450 de maíz y el resto “no se cultivaba por falta de brazos”.En su monografía “El Perú en el Mundo”, E. Centurión Herrera(1939) dice que se producían quince mil fanegas anuales de arroz y 4,500 cabezas de ganado vacuno, ganadería que se conservó aún en los años ochenta con la administración de Pucalá, incluyendo casi dos mil de ganado cabrío y otros; hasta 1948 vendían casi toda la producción de leche a la empresa Nestlé; todo ello empezó con la compra de diez vacas y dos toros Holstein que se pusieron bajo el cuidado del veterinario suizo Pablo Maibach que llegó a administrar mas de cinco mil cabezas; Maibach llegó en 1926 con su esposa doña Bertha Roesche, ambos figuran con 24 años de edad en aquel año en que se registraron con sus pasaportes (Archivo Departamental de Lambayeque, Padrón de Extranjería); se marcharon después del fallecimiento de don JAP; se implementó el cobro de una cabra por cada cinco que pastearan en la hacienda, costumbre que se conservó hasta en la época de la Cooperativa Pucalá; Batán Grande tambien inició su ganadería equina de carrera con el hermoso “Birlado” en 1925 y “Marcial”, crac de la pista de Santa Beatriz en Lima y luego con “Verdún” y su hijo “Marcialito”.Con la administración de don José Aurich se adquirieron 150 vacas de Holanda, Argentina y Brasil, pero ante problemas económicos se empieza liquidar la ganadería hasta 1950; dos años mas tarde los Aurich Bonilla se vieron obligados a arrendar a la Sociedad Agrícola Pucalá 300 fanegadas para el cultivo de algodón y 150 para caña de azúcar, contrato que duró hasta 1955; al año siguiente, los Aurich ya debían 57 millones de soles a la banca y otras empresas, por lo que el Banco Internacional intervino la hacienda con el Ing Edgardo Seoane. Aunque Batán Grande producía arroz, no tenía molino; recién se adquirió uno en 1940 con la administración de don Juan Aurich Bonilla cuando quebró la hacienda “La Otra Banda”; el molino operó desde 1941 y fue vendido en los ochenta a un Sr. Peralta; aún está grabado en acero el año de su instalación en el viejo portón del molino; Bachman documenta también que se producía unas 2,500 fanegas de maíz de 36 arrobas (cada una)… que se expenden en Piura y Lambayeque, aunque el citado autor no llegó a conocer Batán Grande ni la Viña obteniendo los datos del Ing Eulogio Delgado, Presidente de la Sociedad Geográfica de Lima, descendiente de los hacendados Delgado ; la mano de obra la constituían colonos que desde 1905 habían llegado en “contratas” o “enganches” que vinieron de Catacaos y Motupe ( estos últimos colonizaron “Motupillo”) cuyos enganchadores percibían 20 centavos por tarea de cada peón; los “enganchados” percibían un sol por día, aparte de los 20 centavos que se pagaba al contratista, los colonos se integraron en caseríos como Motupillo con naturales de Motupe y por el año 1905 y otros villorrios; Por el año 1920, Batán Grande tenía unos 400 habitantes que residían en “rancherías” como “Calpón” o “El Galpón”, La Construcción y lo que hoy son las calles Independencia, Real y El Molino; tambien llegaron nuevos ciudadanos chinos, libres y comerciantes. El autor aún recuerda cuando niño me iba a comprar al “tambo” de don Juan Chéa; él y sus hijos abastecían a toda la población mediante el sistema de apuntes de libreta que después continuaría don “Puche” Vilela, arquero, jugador de maracas, peluquero, cartero y empresario; el chino Chéa y familia (era viudo), recuerdo, se fue después que los Aurich Bonilla fueron desalojados por Reforma Agraria en 1968 quedando solo recuerdos y muchas palomas de Castilla que siguieron anidando en los techos de la Casa Hacienda y sobrevivieron hasta los años setenta; los chinos se marcharon en madrugada; se despidieron llorando y reventando cuetes; yo escuché el bullicio y lamentos de despedida desde mi cama; don Juan Ché, caballero señor, falleció a los pocos años en Chepén; ha dejado un hijo (Ricardo), nietos, bisnietos y muchos recuerdos en Batán Grande; conservó una foto sepia del elegante inmigrante oriental con un recuerdo para mi padre don José Maeda Montenegro: “Recuerdo de su amigo Juan Chéa – 1970); era gente que apreciaba el hacendado e hijos, aún los nietos de don JAP visitaban a don Juan Chéa y entraban a la tienda como en su casa para tomar gaseosas y comer chocolates que se apuntaban en las famosas libretas, sistema que continuaría “Puche” Vilela, arquero, maraquero y peluquero y otros comerciantes como Damián Vega Díaz y el Bazar “Sicán” de la familia Maeda; antes de la llegada de los chinos Chea, los trabajadores batangrandinos compraban en las tiendas de los chinos Kan y Fernando en Ferreñafe que amasaron fortuna por el año 1917; por entonces se viajaba por una antigua carretera que iba desde Batán Grande hasta Ferreñafe pasando por el lado sur del cerro Tambo Real, antiguamente llamado “Rimpón” y cuando los fallecidos se sepultaban en Pativilca, donde viejos documentos de los Títulos de Batán Grande ubican el “Común de indios”-auténticos descendientes étnicos muchik- cuyo cementerio desapareció con las lluvias de 1925; La Manchuria se llamaba “El Paypayal” seguramente por su producción de Caesalpina corindosa, con cuyo fruto se teñían los cueros o cordobanes de cabra en las épocas de la tina jabonera y estanciera Cicán.

La vida de don Juan Aurich Pastor transcurrió entre el mundo comercial y social de Lambayeque y la tranquilidad de su casona en Batán Grande; por temporadas residía en la también bella Casa Hacienda de Mayascón, apacible y rodeada de una hermosa huerta y cultivos de cacao que hicieron de esta propiedad, la primera hacienda industrial en su género, productora del famoso “Chocolate Mayascón” y de sus exquisitas paltas del mismo nombre; había llegado a poseer 84,234 hectáreas de tierras que le permitieron ciertos privilegios como el ser importador del primer Cadillac azul en Lambayeque con placa de año 1919 que conducía el japonés Toshike y que en los ochenta fue desaparecido del depósito de “ La Construcción”; lo vi con tres hermosos aros de madera revestidos con jebe; una tarde recorriendo los campos de Patapón, contemplando los cultivos desde su caballo junto a su leal e inseparable amigo don Moisés Díaz, hizo una parada y nostálgico le dijo: “Moisés ¿Qué irán a ser de éstas tierras cuando yo muera?”; premonitoria interrogante... Batán Grande no sería igual de próspera después de su fallecimiento; solía descansar y meditar en el tradicional y hermoso tronco de algarrobo que aún se conserva y que los batangrandinos conocen como “el palo del consuelo”. Ya enfermo viajó a


Lima en donde lo atendieron los médicos Valentín y Olaechea; lejos, muy lejos de sus campos, de su hacienda, de su solariega casona, de sus trabajadores y amigos, falleció uno de los hacendados más famosos y prósperos de Perú, pero poco conocido en su real faceta de ser humano, de empresario, de caballero; sus descendientes residen aún en la ciudad de Chilcayo; su partida fue un aciago día del 21 de Abril de 1935... el viaje sin retorno lo hizo a los 68 años de edad.

P.D.:
El Autor ha escrito cinco tomos, aún inéditos sobre la arqueología y la historia de Batán Grande investigando Archivos Públicos y Privados y recogiendo información oral; agradece a los hermanos Aurich Bonilla por las largas horas de entrevistas que le concedieron, en especial a don José, Guillermo, Edmundo y Oswaldo; de ellos, solo don Guillermo aún vive; reside en Chiclayo.

Ferreñafe, Perú, Enero del 2005

DON JUAN J. AURICH PASTOR: ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA



Hermosa Casa Hacienda por los años sesenta.


Casa Hacienda de Batán Grande,

construida por 1830 por don José

Andrés Delgado Gardeazábal y To-

var(foto:j.m.a-1983)



Segunda etapa de la Casa Hacienda,construida para

la Sra Juana Bonilla Villalobos de Aurich.(foto:j.m.a-1983)



Calle Independencia con lluvia de 1983;

el alcalde Manuel Valverde taló los hermosos árboles

foto: j.m.a

Saturday, September 16, 2006

Dr Richard P.Schaedel, el mas prestigioso de los investigadores de la raza muchik.

RICHARD P.SCHAEDEL: EL "APAPEK"(MAESTRO)

RICHARD PAUL SCHAEDEL Y LOS MUCHIK

Por : José Maeda Ascencio
Presidente de Ciencia y Cultura Andina (Cican)
E-mail: josemaedaas@hotmail.com
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El 9 de diciembre del 2005 falleció el prestigioso antropólogo peruanista Dr Richard Paul Schaedel en St.Ignace, Michigan, en los EE.UU a los 85 años de edad, víctima de una neumonía y otras complicaciones; nacido en Newark, New Jersey el 17 de Agosto de 1920 en el hogar de don Joseph Schaedel y doña Anna Louise Haug Schaedel , de ascendencia alemana; su única ascendiente viva es doña Pula Mueller, hermana de su padre; evidentemente, enamorador empedernido, Richard Schaedel se casó tres veces: su primera esposa fue Mary Carol Antonin con quien tuvo tres hijos: Leoncio , Richard E y Daliah; luego contrajo matrimonio con Carmen Martner con quien tuvo un hijo: Marcos Nicolás Schaedel y en su último compromiso con doña Eva Oracova tuvo una hija: Delia Anna Louise; durante la segunda guerra mundial se alistó en el ejército de los EE.UU sirviendo como radiologista y lingüista; estudió antropología en la Universidad de Wisconsin en donde obtuvo su bachillerato en 1942 y luego se doctoró en la Universidad de Yale junto a su compañero Wendell C.Bennett que trabajó ocho meses en la costa norte de Perú en 1939. Schaedel inició su trabajo profesional en el Departamento de Estado de los EE.UU ; su interés por el mundo andino lo llevó a Venezuela, luego a Haití y Perú, país del cual se enamoró definitivamente; aquí fundó el Instituto de Antropología en la Universidad de Trujillo; desde 1960 es profesor de la Universidad de Texas, desde donde centró sus investigaciones en Perú, país al que dedicó el resto de su vida; Schaedel habló y escribió solventemente en inglés, español, francés, alemán y ruso; su interés por difundir sus investigaciones sobre el área andina lo llevó a viajar a Europa varias veces publicando especialmente en alemán; fue condecorado como Profesor Emérito de la Universidad de Texas y Doctor Honoris Causa de la Universidad de Trujillo en 1987, de la cual fue Profesor Emérito; trabajó intensamente con el objetivo de reivindicar al pueblo nativo muchik, al que estudió y amó, anhelando el establecimiento de su independencia cultural y económica; por ello, planteó la necesidad de formar la gran Confederación de los Muchik, pueblo étnico que vive en casi toda la costa central y norte de Perú; antropólogo, arqueólogo y filósofo, finalmente se convirtió en el mas agudo y sistemático etnógrafo andino, enfocando y elucidando el orígen, la vida, el desarrollo y la problemática de las culturas peruanas, en especial de los muchik, continuando la labor pionera de don Hans Henrich Bruning Brooksted, ingeniero alemán que llegó a Perú en 1875 en donde vivió medio siglo, de quien Schaedel es su principal biógrafo considerándolo como el primer etnógrafo en Perú, comparándolo con Otto von Buchwald, etnólogo autodidacta que residió en Ecuador; el peruanista Richard P.Schaedel fue uno de los principales propulsores en la fundación del Instituto de Estudios de América Latina; mas de 60 doctores discípulos suyos continúan su legado, algunos en Perú; en sus últimos años fundó la organización de Los Consultores Ecuménicos en donde se integran científicos, religiosos y filósofos comprometidos en el entendimiento y cooperación de la cosmovisión étnica en el mundo, con el propósito de proteger las culturas nativas y étnicas ante la amenaza de las culturas dominantes.

EL ANTROPOLOGO ANDINO

Sus primeras investigaciones en Perú datan de fines de los cuarenta; en 1948 recorre el Callejón de Huaylas estudiando las construcciones funerarias de piedra y otros monumentos arqueológicos; el mismo año Schaedel reporta parte de los relieves ornamentales descubiertos en Chan Chan; continúa recorriendo el Perú y documenta en 1951 los famosos murales de Pañamarca con la asistencia del artista peruano Pedro Azabache. Su interés por elucidar la relación entre las construcciones monumentales y centros urbanos con las áreas agrícolas, derivan en su trabajo “Major Ceremonial and Population Center in Northern Perú” expuesto en el 29 Congreso Internacional de Americanistas en Chicago así como un artículo sobre las ciudades-prehispánicas- perdidas en Perú; con el mismo interés recorre e investiga las zonas de Arica y La Serena en Chile, así como Venezuela en 1962; sus estudios de la relación del medio ambiente y el desarrollo de las culturas andinas, que Schaedel denomina “ekística”, data ya de 1966. Resulta ser pionero también- después de Brüning a quien reconoce como el primer etnógrafo en Sudamérica- en la introducción de la etnografía en nuestro país; hace un análisis del aporte etnográfico de la obra del famoso Obispo Baltasar Jaime Martínez de Compañón y Bujanda, de tantos comentarios en estos últimos años a raíz de la publicación de sus escritos o informes y las acuarelas incluidas en los mismos que datan de fines del siglo XVIII. Richard Schaedel logra desarrollar su tesis de la relación del desarrollo urbano y los centros ceremoniales con las áreas agrícolas; en sus trabajos advertimos que el investigador denota al mismo tiempo de su rigor científico, sus dotes de exquisito escritor, pocas veces visto en colegas suyos, que muchas escriben “fríamente”, sin considerar el arte de la literatura. Schaedel hace gala de ello en su meticuloso trabajo de auscultación biográfica, antropológica, paleotecnológica, lingüística y etnográfica de don Enrique Brüning (1988). Su visión fue amplia respecto a la organización social, la demografía y el desarrollo de los antiguos pueblos andinos y centro americanos, investigando incluso también en Haití; estos estudios sirvieron de base para desarrollar su tesis sobre el orígen del Estado en América y su desarrollo social, concebida en 1970 y expuesta en 1972; con esta perspectiva antropológica y política publica en 1976 su trabajo “Las Ciudades de América Latina y sus áreas de influencia a través de la historia”; estudió también los asentamientos urbanos y su organización socio productiva con una macro visión andina. Me afirmó (inf. personal: 1983) que lo que denominamos cultura “Cican”(Maeda: 1982; Shimada:1985) o “Lambayeque”(Larco:1948) fue el primer Estado Prehispánico Andino (post Wari),observando así la tesis de Luis G. Lumbreras sobre el primer Estado andino con los Wari; sus trabajos pioneros en la arqueología lambayecana hacen que se le otorgue credibilidad científica a su información; tomó interés en un artículo que apareció en el diario La Industria de Chiclayo (01/10/1955) firmado por un periodista y aficionado local , don Lorenzo S.Orrego V., en donde describía parte de un mural policromo dejado al descubierto por “huaqueros” en la llamada “Huaca Pintada” de Illimo. Su estudio sobre el mural fue publicado en 1978 (ver bibliografía); hay que resaltar también la honestidad y ética de Schaedel al hacer énfasis en la fuente aún siendo ésta “no científica”, honestidad que no se observa en algunos profesionales que muchas veces obvian citar a los articulistas, investigadores o eruditos locales o a los mismos“huaqueros”, que casi siempre son, precisamente, la fuente inicial de sus estudios y posteriores publicaciones, ya que no es novedad que gran parte de sistemáticos trabajos arqueológicos son antecedidos precisamente por sendos descubrimientos fortuitos; Jorge Sachún, antropólogo y discípulo del “Apapek” o “ Maestro” como el bien llama a Schaedel, me dice que la canción preferida del muchicólogo era, paradójicamente, el tondero “El Huaquero”y èl mismo se hacìa llamar “El huaquero viejo” o también “Ansumito”; por otro lado, el comportamiento y las vivencias personales con las comunidades nativas del norte peruano reflejan en Richard Schaedel su grata admiración por Enrique Brüning, a quien dedicó años de estudio llegando a investigar detalladamente su legado documental, arqueológico y fotográfico depositado y conservado en el Museo Etnográfico de Hamburgo. De Brüning creo que el maestro asimila lo grato y útil de compartir vivencialmente horas, días y hasta años para poder, finalmente, captar in situ la vida de los pueblos nativos; ya en 1977 hace una semblanza del investigador autodidacta alemán en coautoria con Leticia Gonzáles; con I .Shimada escribió una descripción de los investigadores y sus trabajos arqueológicos en Perú desde 1946 a 1980 ( Schaedel y Shimada: 1982). Logró una concepción cabal sobre la organización inca y el devenir histórico en la colonia temprana en relación con el manejo de la tierra; sin embargo, Schaedel, nunca ocultó su amor y admiración por el pueblo moche; lo encontré en 1989 en Batán Grande recorriendo la gran “Pampa de Chaparrí” junto a su inseparable compañero y discípulo muchik Dr Víctor Antonio Rodríguez Suy Suy y recuerdo aún su invitación un 6 de Noviembre 1998- once años después- para pasar todo un día y la noche con los pescadores muchik de Chuyllachi, en Piura, con quienes disfrutaba su temporal estadía a orillas del mar; recuerdo que llegó acompañado por el ya fallecido antropólogo muchik Víctor Fiestas Martínez; al día siguiente enrumbó a Penachí..



SCHAEDEL Y LA CONTINUIDAD CULTURAL MUCHIK

El convencimiento de la necesidad de conservar la cultura del pueblo muchik en todos sus aspectos, es puesto de manifiesto por R.Schaedel en su artículo “2,000 años de continuidad cultural de los muchik en la costa norte del Perú” (1987) en el que propone poner en práctica toda una estrategia para que las comunidades muchik se desarrollen económicamente independientes; piensa que el rescate de paleotecnologías abrirían ésta posibilidad; en efecto,
comunidades como Mórrope (Lambayeque), Simbilá , Chulucanas, La Encantada (Piura) obtienen un medio de vida en la alfarería, inclusive conservando técnicas que datan del Horizonte Medio (800-1,200 d.C) como es el caso del decorado mediante el “paleteado” y hasta se ha llegado a exportar a Japón y EE.UU productos manufacturados como ovillos de hilo de algodón nativo (Gossipium barbadense) y se industrializa una especie de pantalones “blue jean” con esta fibra nativa, pero, hay que decirlo, explotando a los artesanos y artesanas muchik a quienes se les paga simplemente como obreros; Schaedel hace referencia tambien de las técnicas de regadío factible para irrigar y ahorrar agua, ya observadas pioneramente por Larco, Víctor A.Rodriguez Suy Suy hasta James Kuss. La independencia socio-económica entonces, evitaría la extinción cultural y étnica de la milenaria cultura muchik, que en realidad hace su aparición desde los albores del desarrollo de las culturas andinas, en el Horizonte
Formativo (1,000 a.C- 100 d.C) en donde ya se diferencian con algunos toponimios como Cupisnique, Salinar, Virú o Gallinazo, Ñañañique, Kuntur Wasi inclusive, como diferentes expresiones “culturales” cuando en realidad se trata del desarrollo integral , espacial y temporal, de un mismo pueblo, de una misma raza: la muchik, que ha logrado subsistir a través de tres mil años consecutivos. Schaedel calcula que la época crítica de los muchik fue a mediados del siglo XVIII, cuando de un millón o millón y medio de pobladores, la población muchik bajó a casi veinte mil individuos; éste período al que se refiere fue quizás el comprendido entre los años 1830 a 1845; sabemos que las causas de muerte fueron principalmente las enfermedades endémicas como la peste bubónica, los eventos catastróficos de El Niño Oscilación Sur como los ocurridos en 1720, 1728, 1771, 1828, 1866, 1871; en la quebrada de Sincate en Mochumí Viejo he visto en 1984 un antiguo “cementerio de los bubónicos”; así mismo, diezmaron la población nativa la sobreexplotación en los obrajes, minas, conflictos bélicos, etc; pero aun así, los muchik se han conservado como grupo étnico, con poco mestizaje, por lo menos desde Tumbes hasta el sur de La Libertad. Lamentablemente su idioma o lengua conocida como “muchik”, “yunga” o “chimo” ya está extinguida, aunque todavía la escuchó profusamente don E.Brüning por los años veinte, así como otros investigadores, quienes ya expresaban su preocupación por el poco interés que tenían los jóvenes descendientes muchik por conservar su lengua nativa; el etnógrafo alemán aseguraba que se debía a que “sentían vergüenza” de hablarlo; la convivencia que practicó Brüning con los muchik, como el hecho de ir a vivir a Eten entre 1906 a 1909 para estudiar su lengua, es resaltada por R. Schaedel, quien aplicó la misma práctica y métodos; el filósofo y antropólogo norteamericano denunció en varias oportunidades el hecho que algunos antropólogos y arqueólogos, explotan para su beneficio personal de fama o enriquecimiento, la sabiduría muchik que poseen de relación con la naturaleza y de su vivencia práctica; ésta fue su prédica al final de su vida; Schaedel no se equivocó; algunos arqueólogos llegan , bajo pretexto de estudios científicos, a llevar al extranjero el material rescatado en excavaciones, con lo que pagarían a ciertas universidades y fundaciones que aseguran económicamente cada una de las valiosas piezas de arte; al respecto, en esta corriente hay críticas responsables que están haciendo prestigiosos arqueólogos peruanos como Daniel Morales (edit. Milla Batres, tomo I: 1997) y Ruth Shady-descubridora de Caral-, así como el ex comercializador de arte holandés Michel Van Rijn que incluso mantiene una pàgnina webb con constantes denuncias; vale la pena evaluar los beneficios que generan por ejemplo las exhibiciones itinerantes en el extranjero de ajuares funerarios arqueológicos que generan por año, millones de dólares, sin que en la relación de beneficiarios, figuren precisamente los descendientes étnicos de los personajes momificados que se exhiben o bien, las ofrendas que le acompañaron en sus cámaras funerarias. Schaedel fue claro al sentenciar que el arqueólogo o el antropólogo “debe ser al mismo tiempo el investigador y el abogado de los pueblos que estudia”; escribió: “ …nosotros tenemos en gran parte la culpa de haber explotado al pueblo muchik, sea los de la prehistoria o de los actuales representantes, como fuente de datos de la cual hacemos nuestros estudios y a veces las ganancias de las cuales vivimos, sin haber asumido la obligación que debe ser la ética de cualquier antropólogo, de ser al mismo tiempo, el abogado de este pueblo…el pueblo muchik está vivo y sano; la tarea principal para nosotros que explotamos los datos de este pueblo, sea del pasado o del presente, es de esforzarnos para que esta situación mejore” (1989: 2-5; Discurso en ceremonia de apertura del “Centro de Investigación y Promoción del Pueblo Muchik”; Moche; 7/08/89; 8 pp); Schaedel fue el inspirador para la propuesta de la formación de la Confederación de los Pueblos Muchik que actualmente trabajan los antropólogos muchik Rodríguez Suy Suy, Jorge Sachún y otros seguidores del “Apapek” que pretenden, entre otros objetivos: recuperar parte de las tierras primigenias de su heredad, oportuna y justa distribución del agua para sus cultivos, retomar la administración ancestral de su legado arqueológico, tal como ya se practica en Kuntur Wasi (San Pablo, Cajamarca) con la administración del moderno museo de sitio construido por el gobierno japonés a instancias del Dr Yoshio Onuki y del Antrpl. J. Sachún; así mismo, hacer respetar su dignidad humana. El trabajo continúa un tanto silencioso, pero sistemático, en aras de la recuperación de uno de los pueblos que han maravillado al mundo a través de sus expresiones tecnológicas y artísticas en diferentes períodos de su desarrollo cultural.

INTERPRETACION ETNOGRAFICA DEL ARCHIVO DE ENRIQUE BRÜNING

Con el título de “La etnografía muchik en las fotografías de H.Brüning: 1866-1925”, Edic.COFIDE de Perú dió a luz en 1989 la magnífica obra de R.Schaedel, producto de un sistemático trabajo de revisión, investigación e interpretación de la obra de don Enrique Brüning a través del Acervo documental que el etnógrafo autodidacta alemán vendió a los museos etnográficos de Hamburgo y de Dahlem-Berlín, respectivamente. Básicamente trata del análisis de un total de 2,123 fotografías que sumadas así, se reportan por partes al final de la obra; hace referencias tambien de la revisión de libretas de campo acompañadas de croquis, dibujos y anotaciones. Lamentablemente, Schaedel no desarrolló un proyecto para estudiar la documentación colonial que Brüning dejó en alemania, aunque esta tarea sugiere un trabajo de tipo etnohistórico; solo un somero estudio bibliográfico o de inventario de esta colección ha realizado el historiador Teodoro Hampe Martínez (Hampe: 2000). Brüning cita (1922: Jayanca) documentos referentes a la hacienda Batán Grande o Sicán, cuyos originales hemos estudiado y adelantado en un artículo publicado en Revista “Umbral” 9-10 (Maeda: 2006) de la Universidad Nacional “Pedro Ruiz Gallo”de Lambayeque, Perú (tambien en : www.investigacion.com) . Los datos referentes a la transacción y venta de la colección Brüning, tanto con el gobierno de don Augusto B. Leguía Salcedo y Taforo, como con los museos alemanes se pueden analizar en la revista “Arqueológicas”nº 10 ( Julio C. Tello y Toribio Mejía Xesspe: 1967: 242-249). Podríamos decir que Schaedel, a partir del material estudiado, pone de manifiesto su gran capacidad de análisis tanto antropológico como etnográfico, en los diversos capítulos que comprende la obra; es enfático al hacer hincapié el menosprecio hacia el “campesino” (o al natural, al moche, al aymara, al quechua) que capta en los escritos de pioneros de la antropología como Bandelier, Tshudi, Markham, Wiener, Middendorf, Bastian, Squier y Uhle ( Schaedel 1989: p.9); incluso, en su observación sobre lo europeizante de la concepción de algunos investigadores llega a decir que :.. “en el caso de Brüning estamos frente a un fenómeno único en su época pues, a pesar de reflejar algo de la actitud de subestimación, si no de desprecio (hacia el muchik)…se mostró con objetividad…con “relativismo cultural”), afirmando que Brüning llegó a entender la valía de su propia herencia cultural campesina calificándolo como “ no solo el primer etnohistoriador del Perú, sino de toda América Latina” (p.12).

La Ekística Muchik

Factor importante en el desarrollo del pueblo muchik fue su experiencia “ekística” o su percepción del medio ambiente; Schaedel interpreta muy bien la convivencia del muchik con el fenómeno de El Niño, que recaracteriza periódicamente- entre 30 a 75 años- por las catastróficas lluvias que se dan entre enero y junio. Al respecto destaca el respeto por los cerros (“pong”) o Apus-en quechua- que incluso llegan a “enfrentarse” en algunas leyendas locales; hace referencia de la historia de cerro “La Vieja”de Motupe y sus “encantos”; en efecto, la presencia del fuego y del agua y de la “fuerza de encantamiento” de las montañas se hacen patéticos en la leyenda del famoso cerro “Chaparrí” y su enemigo “El Mulato”, en las áreas de Batán Grande y Chongoyape que hemos documentado (www.revistainvestigacion.com); siguiendo los apuntes de Brüning confirma el reverdecimiento de los cerros de la costa norte entre junio y agosto, como resultado de la fuerte neblina en este período; los cerros batangrandinos presentaron este panorama en 1983, en donde apareció abundante “tomatillo”,”caihuilla” y “yuca de monte”, es decir, las verduras en su estado primitivo, de escasos centímetros de longitud. En su trabajo destaca la observación de Brüning sobre el desarrollo de una “etnociencia metereológica” para predecir la venida de lluvias, poniendo como ejemplo en que los muchik habían demostrado que cuando el “cuerno” izquierdo de la luna (del sur) se levantaba sobre el cuerno derecho, era indicio de que habría más agua en la sierra (pág.31); ésta práctica para cultivar se conserva todavía en Mórrope y otros pueblos muchik lambayecanos; adapta Schaedel las observaciones ecológicas de Brüning a las denominaciones ecológicas modernas de zonificación de Koepcke y Sabogal, destacando la utilización de las especies algarrobo (“ong”), faique(“faik”), pai pai (“pud”, para teñir cordobanes), “choloque”(jabón natural), caña brava (“kumo”)- que hemos encontrado en documento del año 1596 como “caña berabes”(Maeda .2006; Rev.”Umbral”)- carrizo (“kopi”), el lito (“chekne”, para sacar lejía para el jabón), etc. Cuando Schaedel destaca las observaciones que Brüning hizo sobre la relación del muchik con el mar, conjetura sobre la supuesta riqueza biológica del mar nor peruano, debido a su vaticinabilidad por El Niño-Oscilación Sur- (pág.43); no cree que las rústicas balsas muchik hayan navegado mas allá de las islas guaneras, navegaron sin alejarse de la costa, infiriendo de posición equivocada teorías como la de Thor Heyerdahl, que aseguró que balsas de totora pudieron llegar a la Oceanía; el mismo Brüning documentó que las balsillas navegaban solo hasta Islas de Lobos (pág.49); hay que decirlo, si Heyerdahl navegó tantos kilómetros mar adentro, fue con el apoyo de tecnología de radio y otros complementos modernos; los moches no tuvieron, en este sentido, grandes embarcaciones al nivel tecnológico de los vikingos, por ejemplo, y otros pueblos del viejo mundo. Schaedel asume que por razones aún no muy claras, los pescadores tuvieron menos sentido de sedentarismo que los agricultores y está de aucerdo con Brüning en que los muchik de Eten trazan su orígen en una migración del norte, de Sechura posiblemente y utiliza su acepción conservadora de “comunidad Muchik-Tallán”, aunque aclara que los cronistas españoles diferenciaban bien a ambos pueblos, hasta en su lengua (pág. 44) y aún por la heredad del curacazgo o mejor diríamos del “filcado”, por línea materna practicado por los tallanes; destaca la observación del etnógrafo alemán sobre la utilización de la balsa desde San José hasta Sechura en lugar del caballito utilizado desde Santa Rosa y Pimentel hasta Huanchaco en Trujillo; en Pimentel se utiliza hoy en día una gran balsa para alojar a varios caballitos en alta mar cuando terminan su faena a eso de las 3:00 de la tarde; cita la afirmación de Buchwald sobre la relación desde la prehistoria de los muchik con la costa ecuatoriana y no solo eso, sino que la macro etnia Muchik- Tallán llegó a afincarse en Ecuador, coincidiendo con Jijón y Camaaño. Analizando el recorrido de Brüning por Huancabamba, afirma que los sacerdotes muchik ya visitaban los lagos sacros (Sharon) con fines de peregrinaje y aprendizaje y, que los muchik ocuparon inclusive, zonas serranas hasta Balsas; al respecto A.Bandelier (1940) ya documenta la existencia de la lengua muchik hablada por naturales de Balsas en la cuenca del Marañón, lo que demuestra un efectivo movimiento migratorio a través de diferentes pisos ecológicos en los andes centrales.

LAS PALEOTECNOLOGIAS

Schaedel enfoca y divide sistemáticamente el trabajo de Brüning respecto a las tecnologías nativas abarcando temas de riego, tejidos , cestería y construcción de viviendas; obviamente, la construcción monumental y conocimientos de ingeniería ya no se daban en la época de Brüning; por tal motivo, en la sistemática reconstrucción que hace Schaedel del trabajo de Brüning, el tema se centra en el estudio de la construcción rural, que aún hoy podemos observar casi intactos, sobre todo en o que respecta a la utilización de la caña (Gynerium Sagitatum), carrizo, algarrobo, paja o “enea” (Enea Ytyphaceae) y barro, materiales que, precisamente, hacen difícil ,arqueológicamente, determinar o documentar la ubicación de asentamientos humanos; Schaedel ha logrado comprobar la utilización de los recursos naturales en forma racional y sistemática en los descendientes muchik, tomando interés en la tecnología de hacer “petates” y “esteras”(de junco) y en los tradicionales “caballitos de totora” fabricados con Scirpus y enea, amarrados con sogas ( “huangana” o “huacas”), enfatizando que las balsas de San José y Sechura, eran importadas de Ecuador. Es interesante tambien la observación que Schaedel hace sobre la llamada “lana de piscoya”, utilizada para hacer colchones que Brüning identifica como Cereus sp.; en la zona de Mochumí Viejo, quebrada de Sincate, en la serranía de Ferreñafe, crece en forma silvestre este cactus que, efectivamente, al reventar, expulsa un copo de algodón- blanco- que los lugareños conocen como “lana de piscoya”; el cactus tiene forma de pene, lo que sustenta la información personal del investigador Dr Julio C.Sevilla quien ha encontrado que Piscoya, antiguo apellido muchik- posiblemente sechurano-, significa “pene”; paleotecnologías como la del tejido con algodón nativo, apuntado y fotografiado por el etnógrafo de Hoffield y R. Schaedel, ha sido ampliamente documentada después en los ochenta por James Vreeland Jr, discípulo de nuestro biografiado, aunque los artesanos aseguran de que fueron utilizados con fines mas allá del interés científico; la posibilidad de que el algodón nativo sea cultivado masivamente es difícil, dado su elevado costo para evitar la plaga del gusano rosado de la india.
En el aspecto de alimentación el biógrafo resalta el hecho de que la chicha fue fabricada por hombres, hecho documentado por María Rostworoski, como pudo haber sido también el arte de tejer en telar y la pesca; la chicha, bebida ritual y sagrada ha sido estudiada por la antropóloga Lupe Camino; actualmente, en Pimentel se puede observar la tradición de la venta del pescado hecha por mujeres, casi nunca por los pescadores, tradición que parece ser milenaria ya apuntada por Brüning; en La Legua y Vicús (Piura) observamos que la chicha, en grandes tabernas o cocinerías, era elaborada por la madre e hijas, mientras que el varón, padre de familia, se mecía en una hamaca o se limitaba a observar la venta y el consumo; la natural timidez del muchik se rompe cuando beben chicha, hecho que fue utilizado por Brüning para sacar información valiosa como es su documentación sobre el idioma muchik que empezó poco antes de 1897 cuando emprendió viaje a Alemania. El estudioso alemán Ernest W. Middendorf, había realizado en tiempo récord de mes y medio, un exhaustivo trabajo respecto al muchik que publicó en 1983-85; la investigación de Brüning sigue aún inédita y según sabemos, R.Schaedel ha dejado un trabajo avanzado respecto a la lengua que inicialmente estudiara el cura don Fernando de la Carrera y Daza (1644) – a quien Schaedel se refiere como “religioso fanático” y racista- y tambien don Modesto Rubiños y Andrade (1782), en los que se basó el Ing tucumano don Federico Villarreal (1921) y el sistemático trabajo del historiador chiclayano don Jorge Zevallos Quiñónez que ha hecho publicaciones al respecto entre 1944 a 1948. Schaedel destaca el estudio de la etnopsiquiatría dentro de la medicina tradicional que ha hecho el escritor Carlos Camino Calderón; se refiere seguramente a su obra “El Daño”(1942) que basa su argumento en la historia de personajes de la hacienda Batán Grande, en especial de don Juan José Aurich Pastor que la novela lo convierte en José Navarrete. Schaedel enfatiza en su estudio la riqueza de datos etnográficos dejados por Brüning sobre las fiestas religiosas en una “avalancha” de fechas. En todo el estudio en referencia, notamos la ausencia del interés de Brüning por documentar la tradición del cantar de Tristes y Cumananas, que en realidad tiene orígen prehispánico tantas veces mencionados como “endechos” por los cronistas como Cieza, Jospeh Pablo de Arriaga y otros; estos cantares, ahora interpretados por hombres, casi siempre ebrios, tambien fueron exclusividad de las mujeres en los ritos mortuorios en donde se liaban en verdaderos “duelos” de lloronas; por eso quizás, a los funerales hoy en día, se les llaman “duelos”.En verdad, la ciencia antropológica , histórica y política tiene el reto de ampliar sus estudios sobre el legado de Brüning y el mas grande de los muchicólogos, el Apapek Richard Schaedel, quien confirmó que la correcta y justiciera manera de administrar el patrimonio cultural, debe ser la de la administración de los propios herederos de su prosapia étnica y cultural. Jorge Sachún, su fiel seguidor anota que cuando Schaedel visitó Kuntur Wasi en 1995 junto a Víctor A. Rodríguez Suy, se expresó así: “…Onuki, he venido hasta aquí para felicitarte, porque junto a Jorge Sachún has iniciado un gran ejemplo en Perú, de cómo debe manejarse un Museo Arqueológico; es decir, por la propia comunidad o el pueblo mismo organizado, único depositario y heredero a quien se debe ser devuelto todo lo que la arqueología halle, descubra e investigue y como científicos-sociales estamos obligados a contribuir en la recuperación junto a ellos, a devolverles su dignidad”; la práctica de Yoshio Onuki y Sachún tiene su la do totalmente opuesto a los ejemplos dejados por Izumi Shimada en Batán Grande y Walter Alva en Sipán, quienes contribuyeron para que los museos en donde se exhibiría la herencia cultural de estos pueblos, paradójicamente, sean construidos en áreas ajenas a las que realizaron excavaciones y a los pueblos que utilizaron para satisfacer sus propósitos personales y nada científicos. Finalmente creo, que los pueblos étnicos aún pueden retomar con justicia, lo que el maestro Schaedel sostuviera en su largo trajinar: que ellos tienen el derecho y el deber de administrar su propia herencia cultural, y vale la pena alentarlos diciendo: “¡Moeich Muchik, Chipán Siameiñ! = “¡Somos Muchik, Aún Vivimos!”.


Chiclayo, Perú, 3 de Setiembre del 2006.